Venezuela hoy

Aquí encontrará información y reportajes sobre los programas sociales que en materia de educación, salud y en otros sectores desarrolla la Revolución Bolivariana desde la mirada de una periodista cubana.

diciembre 14, 2010

En Cuba me volví una mejor persona

Mariela Pérez Valenzuela, enviada especial

BARINAS, VENEZUELA.-  Carlos Eduardo Jaime recuerda a Cuba con nostalgia y felicidad a la vez. Viajó a la Isla en el año 2004 para pasar un curso en la escuela formadora de Trabajadores Sociales Frank País, en Santiago de Cuba, y desde entonces, afirma, “soy otra persona”.
Jaime, de 25 años, facilitador (profesor ayudante) de la misión Ribas y estudiante de cuarto semestre de Contaduría Pública señala que durante el tiempo que estuvo en Cuba aprendió a valorar acciones  a las que antes le restaba importancia, como el respeto y el amor a la patria.
Siempre ocupado ahora, resulta imprescindible averiguar cómo organiza su tiempo para cumplir con sus múltiples tareas en Barinas y explica que lo importante es organizarse.
“Tengo responsabilidades como estudiante,  y soy facilitador de la misión educativa Ribas, en tanto asumo funciones como miembro del Frente Francisco de Miranda y del Consejo Comunal en el estado Barinas, pero cumplo, aclara, con todas las programaciones”.
Dos años lleva Carlos Eduardo vinculado a los programas educacionales en Venezuela y aunque estudia una carrera sin relación con el perfil pedagógico, no niega su interés por la docencia.
“Me gusta que las personas aprendan y por eso pongo mi interés para que la estancia en el aula sea lo más amena posible y porque los alumnos, sobre todo los de más edad, se sientan motivados”, expresa.
Diecinueve alumnos, algunos de ellos que aprendieron a leer y escribir en la campaña de alfabetización, dan clases en una escuela bolivariana de la parroquia Manuel Palacio, en Barinas, donde noche tras noche Carlos Eduardo los ayuda en la comprensión de las teleclases impartidas por profesores cubanos para alcanzar el bachillerato.
León Romero, de 19 años, uno de los más jóvenes del colectivo, sólo pudo estudiar hasta el séptimo grado por problemas económicos, que lo obligaron a abandonar las aulas y trabajar como mecánico desde los 12 años.
Recuerda que enseguida se motivó cuando escuchó hablar al presidente Hugo Chávez de las diferentes posibilidades educacionales, entre ellas graduarse de bachiller en dos años, una vez vencidos los primeros niveles de estudio.
“Me mantengo trabajando en el taller, pero ajusto mi tiempo para poder asistir en las noches  a la escuela”.
Otra de las alumnas, Yosaira Aquino, con 32 años y cuatro hijos, indica que por primera vez se siente útil, reconocida y querida por la comunidad.
“Soy madre soltera, no pensé tener esta oportunidad, pero mi hermana que también estudia en la misión Sucre (nivel universitario)  me embulló. “Mientras nuestro Presidente nos de la oportunidad, que creo será siempre, seguiré superándome”, agrega.
Feliz, Yosaira cuenta que su vida ha cambiado tanto que los fines de semana ya le hace falta estar en la escuela. A veces nos reunimos en una casa y hacemos trabajos juntos, en equipo. Todo eso es nuevo para la mayoría de nosotros, sostiene.
Carlos Eduardo, por su juventud, es uno más en este colectivo estudiantil en el que día tras día se abren las puertas de la felicidad para todas estas personas que durante mucho tiempo vivieron olvidadas a su suerte.