Venezuela hoy

Aquí encontrará información y reportajes sobre los programas sociales que en materia de educación, salud y en otros sectores desarrolla la Revolución Bolivariana desde la mirada de una periodista cubana.

diciembre 17, 2010

Al Gobierno de Bush no le interesa la vida humana

Mariela Pérez Valenzuela, enviada especial

CARACAS.- Brandon Darby llegó en bote a Nueva Orleans tres días después de que el huracán Katrina golpeara el sudeste de Estados Unidos, el pasado 29 de agosto. Allí conoció a otras personas que, al igual que él, de forma espontánea viajaron para auxiliar a quienes sin comida ni agua durante días trataban de sobrevivir en una ciudad devastada.

Este joven que preocupado ante la proximidad de la nueva temporada ciclónica y la inmovilidad del Gobierno para evitar otra catástrofe viajó a Venezuela para ganar experiencia en los planes contra desastres, asegura que seis meses después hay mucha miseria y sufrimiento en Nueva Orleans, donde algunas zonas permanecen sin electricidad.

Darby viajó a Caracas junto a otros jóvenes que se conocieron con el agua a la cintura para salvar de la muerte a muchos coterráneos, y que inicialmente, con solo tres voluntarios y 50 dólares, formaron El Common Ground Collective,(El Colectivo de Tierra Común).   

Cuando llegamos y vimos lo que allí sucedía, explica,  enseguida empezamos a llamar a otros organizadores y activistas políticos para que colaboraran, y cada vez fueron más las personas que se nos unieron.

El Colectivo de Tierra Común, comenta, nació el 5 de septiembre de 2005 por iniciativa de Malik Rahim, un activista de la comunidad y ex miembro del Partido de las Panteras Negras, que convocó a los norteamericanos de conciencia a solidarizarse llevando agua y comida.

Es por ello que se decidió llamar así a nuestra organización, porque la integramos personas procedentes de distintos estados que llegamos a esa tierra de todos (Nueva Orleans) para luchar por una misma causa. Empezamos tres, luego fueron 100, 2000, 3000...

Darby recuerda que fueron momentos difíciles, pues mientras había mucha gente atrapada, subida en los techos de las casas que resistieron el embate de Katrina, y otras morían, la ayuda del Gobierno y de la Cruz Roja no llegaba, fundamentalmente al barrio de Malik, compuesto por personas de bajo ingreso y afronorteamericanos que no pudieron evacuar.

“El Gobierno de Estados Unidos actuó contra sus propios residentes como históricamente lo ha hecho, dejó a la gente morir, a otros viviendo de sus propios excrementos, y muchos de nosotros consideramos esa situación inaceptable”, agrega.

—¿Cómo describes hoy a Nueva Orleáns?— pregunto a Darby y responde que “como un charco de gasolina estancada con los gases saliendo listo para encender, porque la gente está con  rabia, con ira”.

LA BRUTALIDAD POLICIAL FUE MUY FUERTE

Al principio distribuíamos agua y comida a los miles de residentes de bajos ingresos que no pudieron evacuar, lo esencial en una situación de emergencia, porque no lo hacía el Gobierno, que tampoco dejaba entrar a la Cruz Roja y a otras agencias de auxilio, señala Carolina Reyes, colombiana radicada en Washington desde hace 15 años.

La presencia del pueblo es ahora más fuerte, y eso obligó a la administración de George W.Bush a disminuir el uso de la violencia, si, dice, porque se conoce de casos en los que la brutalidad policial fue muy fuerte.

A muchas personas que desesperadas entraron a los mercados y se llevaron alimentos los militares les dispararon y los mataron.

El Gobierno actuó con maldad porque cuando por fin evacuó a la gente los llevó a zonas alejadas del país, y de esa forma garantizó tomarse las tierras de los pobres que se quedaron sin vivienda, para aumentar el canal industrial, crear una zona turística y construir nuevas casas para los ricos.

Carolina, quien también trabaja con El Colectivo de Tierra Común, recuerda que cuando llegaron a un barrio del noveno distrito, donde la destrucción fue muy grande, enseguida pusieron carteles en las casas para que las personas que lograban regresar los contactaran.

Era una estrategia necesaria, dice, porque lo que hacíamos y continuamos haciendo es que entre todos limpiamos las casas, retiramos los escombros, le aseguramos los techos, para que las familias puedan habitarlas. De esa forma impedimos que el Gobierno se adueñe de la parcela.

Hasta el momento la organización ha suministrado más de 100 toneladas de alimentos, más de 100.000 galones de agua, productos de limpieza, artículos sanitarios e higiénicos y otros artículos indispensables a más de 40 000 personas.

Pero el Gobierno no ha restablecido el servicio eléctrico, no hay escuelas ni servicios médicos, solo un par de clínicas comunitarias, una de ellas abierta por nuestro grupo agregó esta joven de 24 años, licenciada en Justicia Social y Ambiental, quien ha vivido los últimos seis meses en Nueva Orleans trabajando de forma voluntaria.

CLASE ALTA, CLASE BAJA
Emily Posner, quien llegó a Nueva Orleáns procedente de su estado natal de Maine en septiembre para trabajar con CGC y en la actualidad coordina los proyectos de Seguridad Alimentaria, recuerda que el Gobierno fue primero a las zonas de la clase alta de la ciudad.

Activista en el movimiento de justicia global de Maine, Emily señala que una de las razones por las cuales están en Venezuela es para conocer las maneras posibles para luchar juntos contra un enemigo común: el imperialismo.

Por eso estamos aquí, por el imperialismo, por lo que ha hecho a los pueblos de Cuba y de Venezuela, por el daño que le hace a los propios estadounidenses.

Brandon, Carolina y Emily no pierden las esperanzas de algún día poder visitar a Cuba y aprender de la experiencia de la Isla contra desastres.

ESTAMOS MUY EMOCIONADOS
Carolina no disimula la emoción que sintió cuando esta semana visitó un consultorio de la misión Barrio Adentro, donde trabajan médicos cubanos con los colegas venezolanos.

“Hablar sobre servicios médicos gratuitos para la gente humilde en Estados Unidos es imposible, un sueño”, señala.

Nuestro Gobierno siente un odio tan grande por su propia gente, son tan malas sus intenciones, que aun sabiendo lo que ocurría en Nueva Orleans rechazó el ofrecimiento de Cuba de enviar mil 100 médicos para asistir a los damnificados.
“Y la gente lo quería, como no, querían que los médicos cubanos fueran, lo necesitaban con urgencia”.

Hoy, dice, vimos unas fotos del presidente Hugo Chávez con el agua hasta las rodillas salvando a las personas durante la tragedia en el estado Vargas. Y esas fotos no las vamos a llevar, las vamos a imprimir bien grande y las colocaremos en nuestro edificio con algo así que diga: una lección a Bush.