Venezuela hoy

Aquí encontrará información y reportajes sobre los programas sociales que en materia de educación, salud y en otros sectores desarrolla la Revolución Bolivariana desde la mirada de una periodista cubana.

diciembre 31, 2005

Tres diplomas

Mariela Pérez Valenzuela (especial desde Venezuela)

CARACAS.- La Guaira es la capital del estado Vargas, en el centro norte del país, donde en 1999 miles de personas murieron a causa de un deslave de tierras e inundaciones que arrasaron con algunos pueblos del lugar.

Por allí transitamos después de dejar atrás la ciudad con sus amplias avenidas congestionadas de vehículos. La pertinaz llovizna había dado paso a un cielo despejado y a medida que se ascendía la empinada y estrecha carretera, los cerros se hacían cada vez más pequeños y los oídos se comprimían.

Poco más de una hora fue necesario para llegar justo a tiempo a La Parroquia (municipio) Carayaca, estado Vargas, donde 133 venezolanos de la misión Ribas recibirían su título de bachiller.

¿Hoy bachiller y ayer qué?

Cada uno de los graduados tendría una sensible historia de superación que contar. Pero la imagen de Victor José Tortoza, su esposa Mireya Josefina y la hija de ambos, Rosangela, modestamente sentados con sus diplomas apretados contra el pecho en medio de una tarde de festejos, me hizo preguntarles precisamente a ellos.

Víctor tenía 57 años cuando el presidente Hugo Chávez anunció la Misión Ribas para aquellas personas que no pudieron concluir el bachillerato. Solo había estudiado hasta el tercer grado y tres años atrás, con mucho esfuerzo, lograba completar el sexto: “¿Volver a las aulas a mi edad, pensar en ser bachiller? Solo en sueño, porque de que quise estudiar, siempre quise estudiar, pero cómo. Entonces, cuando Chávez habló, vi las puertas abiertas y como un loco me tire en busca de la luz”.

Mireya Josefina se incorporó a la Misión después de tres décadas sin estudiar.

¿Por solidaridad con el esposo?

“De ninguna manera —sonríe—, por solidaridad con la vida que no solo le mostraba la luz a él, sino a mi también, y a mi hija Rosangela, que tiene 19 años”.

Padre, madre e hija recorrían todos los días los tres kilómetros que separan su casa, en el asentamiento campesino Caoma, de la escuela Rafael Rangel, donde estudiaron durante los dos últimos años.

Esfuerzo y voluntad que hoy se les reconoce con ese diploma de bachiller que aprietan contra el pecho, quizá demasiado fuerte, como si quisieran evitar que un viento repentino se los arrancara.

Y ellos necesitan ese diploma, claro que lo necesitan, para la carrera universitaria que muy pronto se proponen emprender.

Rumbo al ALBA del siglo XXI

Mariela Pérez Valenzuela (Especial desde Venezuela)

CARACAS. Inmersa en un irreversible proceso de transformaciones, Venezuela concluye el 2005 con notables éxitos en su política interna y exterior, en la que destacó el impulso a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), un proyecto basado en la solidaridad y el respeto a la soberanía de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

Todos los intentos de Estados Unidos contra la Revolución Bolivariana, utilizando a la oposición derechista, han fracasado.

Más que las cifras, que de por sí hablan de los logros del programa de desarrollo económico y social, por primera vez para beneficio de las mayorías, este 2005 también patentizó el alto nivel de participación popular en el cumplimiento de los proyectos emprendidos por el Gobierno del presidente Hugo Chávez.

Para más de un millón y medio de venezolanos, el año que concluye significó la entrada al mundo de las letras, cuando el país fue declarado el pasado 28 de octubre Territorio Libre de Analfabetismo, una condición que hasta entonces sólo ostentaba Cuba en la región, alcanzada con la colaboración de asesores de la Isla y un amplio movimiento de masas que desarrolló una gigantesca campaña de alfabetización.

Esa misión, denominada Robinson I, fue acompañada por la Robinson II, Ribas y Sucre, que han permitido continuar estudios hasta el nivel universitario de manera gratuita a cientos de miles de personas antes excluidas de cualquier participación social.

De manera paralela continuó este año el programa social Barrio Adentro, que permite la presencia de médicos y odontólogos cubanos en las localidades más humildes de la nación, incluidos los cerros de Caracas, donde nunca antes visitó un facultativo y las personas morían por falta de atención.

Jóvenes venezolanos se graduaron este año como galenos en La Habana, mientras otros centenares cursan estudios en esa carrera, con el fin de integrarse a los planes de la salud pública en su país.

Decenas de miles de venezolanos recuperaron la visión este año o fueron atendidos de otras enfermedades oculares mediante la denominada Operación Milagro, en la que con la colaboración de Cuba fueron consultados en la Isla, un proyecto extendido gracias al ALBA al resto de las naciones latinoamericanas y caribeñas.

En materia económica Venezuela también obtuvo importantes logros, con un crecimiento anual estimado en un 9%, el cual se revirtió en una disminución del desempleo (en 12,4 %) y un alza en las remuneraciones (19,6%). El Gobierno aumentó el salario mínimo en un 26% el pasado primero de mayo.

Interés gubernamental también ha sido mejorar los índices de alimentación, con un sustancial avance en las entregas a los comedores escolares y otros centros de interés social, y la continuidad de los MERCAL, en los cuales las familias pobres pueden adquirir los productos de la canasta básica a precios populares.

Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en sus previsiones del 2005 para Venezuela, también en el país se alcanzó un elevado superávit de la cuenta corriente, que se estima que alcance al 18 % del Producto Interno Bruto (PIB).

Para esa fuente, Venezuela concluirá este año con exportaciones por 56 508 millones de dólares y las importaciones en 29 717 millones de dólares.

En su camino por disminuir la pobreza que afecta a una parte de la población, debido a la histórica desequilibrada distribución de la riqueza nacional, el presidente Chávez destacó hace pocos días la importancia de obtención de recursos económicos para el financiamiento de los distintos programas sociales, en los cuales labora Petróleos de Venezuela (PDVSA).

La Revolución Bolivariana dio un contundente golpe a sus enemigos internos y externos al obtener el Movimiento V República del presidente Chávez la mayoría calificada de la Asamblea Nacional (Parlamento) con 114 de los 167 escaños en disputa en elecciones en que la oposición de derecha se autoexcluyó.

También estarán representados en el órgano parlamentario varios partidos que integran el denominado Bloque del Cambio, una alianza que respalda los cambios de la Revolución Bolivariana. Asimismo componen el Parlamento representantes indígenas, grupos sociales, sindicalistas activos y personalidades independientes.

La autoexclusión de los partidos tradicionales de derecha fue calificada por las autoridades del Gobierno como una fracasada maniobra dirigida por Estados Unidos para intentar deslegitimar los comicios, en los cuales obtendrían un número insignificante de representación parlamentaria.

El triunfo del MVR constituye un botón de muestra de lo que ocurrirá en las elecciones presidenciales, marcadas para diciembre del próximo año, y en las que ya se prevé el triunfo arrollador de Chávez.

También la política exterior venezolana tuvo un balance exitoso este año en los cinco continentes, y principalmente en Latinoamérica.

La inclusión de Venezuela en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la creación de empresas regionales de petróleo, como Petrocaribe y Petrosur, la ampliación de sus vínculos comerciales con Latinoamérica, y los aciertos en los compromisos internacionales del país distinguen la labor internacional del Gobierno bolivariano.

En diferentes foros, Venezuela ha expresado su posición solidaria e integracionista con los restantes pueblos de la región, sin considerar la posición política de los Estados ante los distintos temas internacionales. En ese interés la actividad diplomática del país está vinculada a la integración de la Unión Sudamericana de Naciones, sobre la base de la solidaridad, comprender las diferencias entre unos y otros, y complementarlas.

Satisfacciones y sueños

Mariela Pérez Valenzuela. (Especial desde Venezuela)


CARACAS.- El rostro de Belén Cedeño expresa una felicidad difícil de disimular cada vez que uno de sus alumnos se pone en pie para recibir el título de bachiller que le abrirá las puertas a la Universidad.

Con frecuencia desliza las manos sobre su vientre y me percato que está embarazada (me dirá más tarde, “de cuatro meses”).

—Mientras los aplaudía —me confiesa— regresaron a mi los recuerdos del primer día de clases cuando temerosa y un poco nerviosa decidí tocar a la puerta del aula antes de entrar.

Y reconoce también que aunque fue asesorada y se preparó debidamente, “era la primera vez que me encontraba frente a un grupo de estudiantes”.

Apenas se enteró de que escuelas de la parroquia (municipio) Carayaca, en el estado Vargas, donde vive, abrirían sus puertas a la Misión Ribas, Belén se brindó para ser facilitadora (apoyan en el aula la enseñanza, basada en el método de las teleclases)

—No lo pensé dos veces. Los talleres en los que participé con profesores venezolanos fueron muy útiles, pues comprendí que las verdaderas buenas acciones no se realizan pensando en un beneficio económico, sino que lo más importante es ayudar a las personas.

Son las mismas personas que mientras ella habla, llegan y la besan y la abrazan y le muestran orgullosos los diplomas que la facilitadora les ha ayudado a conquistar: “No hay nada comparable con la satisfacción que se siente al verlos realizados y contentos, algo muy grande”.

Belén todavía recuerda uno de los hechos que más la impresionaron al trasponer por primera vez las puertas del aula: “Contrario a lo que yo pensaba, allí había estudiantes de todas las edades, el menor tenía dieciocho y el mayor pasaba de los cincuenta”.

Durante los dos últimos años —y sus alumnos así los atestiguan— esta muchacha de 33 años siempre estuvo puntual a las seis de la tarde en la escuela El Pardillo.

“Yo solo aporté un granito de arena”, comenta Belén entre la algarabía de los triunfadores.

Y con voz discreta me confiesa los dos sueños de su vida, que como aquel que dice, la esperan al doblar de la esquina: tener a su hijo sano e ingresar a la Universidad para estudiar lo que descubrió era su gran vocación: “Educación integral, porque si de algo estoy convencida es que nunca más podré abandonar las aulas”.


Mirar desde arriba

Mariela Pérez Valenzuela. (Especial desde Venezuela)

CARACAS.- Quizá estas fueron las primeras líneas que debí escribir desde mi llegada a esta ciudad, la semana pasada. La efervescencia que se vive en el país, las elecciones, la precipitación del hecho periodístico obligaron, sin embargo, a aplazarlas.

Primeras líneas que debieron ser para un hecho del que había leído, pero nunca visto de cerca y que convertido en imágenes quizá logre apartar de mis pensamientos al volver ahora a ellos:

Once de la mañana en Ciudad de La Habana. Cientos de pacientes venezolanos operados de diferentes afecciones oculares esperan en el aeropuerto el llamado a bordo para regresar a casa. Personas humildes, muchas viendo a través de sus gafas oscuras el mundo que recién se les revela y que viejas iniquidades habían vetado para ellos.

Semanas atrás el Orinoco y las montañas de los Andes, la cara de padres e hijos, eran lejanas referencia, o sueños recordados, cada vez más, en un difuminar del blanco y el negro. Algunos caminan por los amplios salones del aeropuerto sin la necesidad de ayuda, otros permanecen sentados, pero atentos a cuánto ocurre alrededor. Quisiera preguntar, hablarles, pero resulta más grato mirar y adivinar sus pensamientos.

Ya en el avión una recién operada dice emocionada a una compañera de asiento que jamás imaginó salir de su país, y menos para tratarse con médicos que le devolvieron la vista. “Y yo, que te voy a decir yo”, le dice la otra y le da un beso.

A diferencia de otros vuelos, aquí nadie duerme. Abajo está el hermoso Caribe que separa a Cuba de Venezuela y son muchos los que quieren verlo. Y aunque para algunos la recuperación completa necesitará de más días, discuten eufóricos si las aguas son más azules que verdes.

Pudiera asegurarse que la mayoría nunca ha abordado un avión y desde la altura aplauden cuando empiezan a ver la tierra venezolana en la que siempre han vivido, pero que a partir de ahora redescubrirán con otro ojos.

Seis millones de latinoamericanos sin recursos económicos serán operados de la vista en los próximos 10 años en Cuba y en centros de salud venezolanos, como parte de la extensión de la Misión Milagro a toda la región.

Esa es la gran noticia que en cifras asombra al mundo.

Pero en asuntos del sentimiento, nunca podré olvidar el vuelo de la semana pasada junto con ellos.